Y yo, ¿quién soy en realidad?

No me conozco, ¿quién soy en realidad?
Uno de los grandes detonantes de cualquier crisis, pero más de la crisis de la mediana edad, es la falta de autoconocimiento. La pregunta de «quién soy en realidad» te rondará por la mente tarde o temprano si no has dedicado nunca tiempo a trabajar tu autoconocimiento. Porque cuando no te conoces, lo que piensas, lo que dices y lo que haces no coinciden. Tus palabras, tus actos y tus creencias suelen ir en disonancia, o incluso en direcciones opuestas. Hablamos entonces de que hay incoherencia. Y vivir en incoherencia a lo largo del tiempo es insostenible. Y si has pasado ya media vida en esa situación, en incoherencia, tu mente no puede seguir y empieza el bombardeo de preguntas en busca de sentido y coherencia.
¿Cómo me defino?
Es por esto que resalta la importancia de hacernos un chequeo, una revisión interna con la que podamos definirnos en varias palabras. Pero no en términos absolutos porque en cualquier persona siempre hay dualidad. Siempre encontraremos tonalidades grises, no solo negros y blancos. Podemos ser optimistas pero siempre habrá momentos en los que nos secuestrará el pesimismo. Podemos ser generosos pero habrá ocasiones en los que nos comportaremos con egoísmo. Y así con todo, porque la dualidad existe y es tremendamente necesaria.
Valores
Y por supuesto que esta definición no se refiere únicamente a características físicas o rasgos de la personalidad, va más allá. Se refiere también a valores, a esas pautas que rigen nuestra vida. Los valores son ese montoncito de palabras que dirigen nuestras acciones y prioridades y por los cuales nos guiamos en momentos de incertidumbre. Sin valores no tenemos una guía clara de lo que queremos y hacia dónde vamos. Marcan nuestra hoja de ruta.
La foto
Y todo esto no es para encasillarnos y no salir de esa definición. Todo lo contrario. Es simplemente una definición y está muy lejos de nuestro “yo” verdadero. Pero será suficiente para estar más cerca de conocernos. Nos permitirá extraer una foto, una imagen muy parecida de quiénes somos.
«Photoshopeate»
Una vez que tengamos esa imagen podremos aplicar filtros o Photoshop y “retocar” o “modificar” esas cosas que no nos gustan o que podríamos mejorar. Esos comportamientos con los que no estamos satisfechos o esas acciones que no van alineadas con nuestros valores.
También podemos tomar decisiones como alejarnos de lo que sintamos que no nos define o que pertenece a una versión antigua de nosotros mismos, y adquirir nuevas palabras en nuestra definición, nuevos valores o nuevas características.
Sé quien quieras ser
Aunque no lo parezca, tenemos total libertad para configurarnos. Y así poder ser, como queremos ser, no como nos han dicho que tenemos que ser. Tú decides cada día si quieres seguir interpretando el papel que tenías hasta ayer, o empezar a actuar con otro. O tal vez te hayas cansado de papeles y simplemente quieres ser tú mismo, tú misma.
Piénsalo, si no te conoces, ¿cómo vas a saber lo que es mejor para ti?
👉 Suscríbete al canal de Youtube y sígueme en Instagram para que no te pierdas los próximos artículos sobre cómo prevenir la crisis, encontrar propósito y reinventarte desde dentro.