LA PRIMERA CANA

Parece un cliché pero cuando empiezas a percibir los cambios en el físico asociados a una edad más avanzada, el impacto psicológico es notable. Da igual la edad que tengas, el hecho de empezar a experimentar cambios físicos como esa primera cana o arrugas hace que automáticamente te sientas «mayor«.
Y me refiero a mayor no en el buen sentido de la palabra como cuando, por ejemplo, un niño de 5 años dice que es «mayor». Y tampoco como mayor refiriéndose a «sabio». Si no mayor, mayor…
Cambios
Afortunadamente, yo tengo una genética que considero que no es muy mala. Tengo el pelo negro y no he tenido que ocultar canas nunca. Pero por «arte de magia» justo hace unos meses, apareció fortuitamente la primera cana acompañada de otra. Dos canas justo en raya del pelo que llevo a un lado. Ahí puestas, igual que dos antenas asomando por encima de mí cabeza, saludando a todo el que se acerque a una distancia de menos de un metro.
Sigo pensando que cumplir 35 años no es tan significativo como llegar de verdad a los 40. La mente desde luego está mucho más lejos de esa década que la fecha actual. Pero es verdad que te hace plantearte cosas.
En este caso nos estamos centrando en las físicas, donde incluimos esa primera cana, esa nueva arruga o ese nuevo dolor de rodilla o de espalda. Pero a todo esto hay que sumarle, por supuesto, todos los frentes internos que nos puede abrir este viaje.
Por tanto, sigo teniendo la certeza de que estar prevenido y tener conocimiento de esta etapa me puede permitir trazar un plan con el que pueda amortiguar tanto física como emocionalmente la llegada de esa crisis o incluso poder utilizarla como una oportunidad. Hacer que lo que parece ser un bache o, en algunos casos, un abismo en la vida se vuelva el momento idóneo para redireccionar y alinear nuestros actos con nuestros pensamientos y acciones.
Poco a poco iré abordando todas las áreas importantes de la vida, la física y la emocional están incluidas, por supuesto. Pero también le daré mucha importancia a áreas que influyen inevitablemente en nuestro bienestar, como son las relaciones, la espiritualidad, el desarrollo profesional y la salud económica.
¡Continuamos!